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Cambio climático, el factor que estaría aumentando los casos de dengue y chikungunya

21 abril 2023
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Los expertos lo advierten: el aumento medio de la temperatura y los cambios en el régimen de lluvias observados en las últimas décadas están estrechamente relacionados con el incremento de los casos de enfermedades tropicales, especialmente con el dengue. 

«Estamos observando un clima cada vez más caluroso y húmedo, lo que es un escenario muy propicio para que enfermedades como el dengue amplíen su área y grado de incidencia», informa Christovam Barcellos, investigador del Laboratorio de Información en Salud del Instituto de Comunicación e Información Científica y Tecnológica en Salud de la Fiocruz (Lis/Icict), quien explica sobre la correlación entre crisis climática y enfermedades tropicales. 

Según Barcellos, estas enfermedades, llamadas popularmente tropicales por ser más comunes en regiones situadas entre los trópicos, son muy dependientes de las condiciones climáticas para su difusión.  

La alerta no se limita al dengue. Un estudio de revisión de la literatura presente en el libro Salud en el Foco: Temas Contemporáneos (2020), identificó una relación entre el cambio climático y el aumento de los casos de enfermedades como la malaria, el chikungunya, la enfermedad de Chagas, la esquistosomiasis y la leishmaniasis. 

Por tanto, además del elevado número de casos, «también se observa una constancia en los registros a lo largo del año, cuando lo que se esperaba era una mayor transmisión durante las estaciones más cálidas y un descenso considerable durante las frías», afirma el investigador. 

¿Cómo se relacionan las enfermedades tropicales con el clima?

Las enfermedades tropicales son aquellas cuya incidencia se ve más favorecida por el clima de los trópicos. El libro anteriormente citado explica que esto ocurre porque el ciclo de vida de los vectores, reservorios y huéspedes de estas enfermedades está directamente ligado a la dinámica de los ecosistemas y a las variables climáticas. 

Esto significa que los mosquitos que transmiten el dengue, la malaria y la chikungunya, por ejemplo, necesitan ciertas condiciones climáticas (en este caso, temperaturas cálidas y humedad) para sobrevivir. Lo mismo ocurre con los vectores de la enfermedad de Chagas (protozoo Trypanosoma cruzi) y la esquistosomiasis (caracol Schistosoma mansoni). 

Sin embargo, Barcellos subraya que estas enfermedades, a pesar de su nombre, no se limitan a las zonas tropicales: «También se dan en partes del mundo donde el clima es más frío”.

De hecho, el investigador aclara que es más correcto utilizar el término «enfermedades desatendidas», porque «su incidencia también está muy ligada a las condiciones de los países donde más se producen y, en su mayoría, están menos desarrollados». Además, explica que se trata de lugares en los que la investigación es insuficiente y hay pocos medicamentos y tratamientos, lo que dificulta el control.

Cómo el cambio climático aumenta los casos de enfermedades tropicales

Como los transmisores de enfermedades prosperan con el calor, el aumento de la temperatura media de la Tierra puede favorecer su proliferación. Según detalla Salud en el Foco, «al observar la ecología de los vectores relacionados con las enfermedades tropicales, se constata la fuerte relación con las altas temperaturas, la alta humedad relativa, la duración de la estación de verano o las condiciones de calor y humedad».

Además, la publicación también relaciona los cambios en los ciclos de lluvias con el aumento de los casos. En el caso de las enfermedades transmitidas por los mosquitos, como el dengue, la chikungunya y la malaria, el incremento de las precipitaciones proporciona mayores manchas de agua estancada, que son hábitats ideales para el desarrollo de las larvas de mosquito. 

El mayor volumen de agua en las lluvias también está relacionado con más casos de esquistosomiasis. De acuerdo a la información que detalla el libro de 2020, la presencia del caracol transmisor está asociada a las colecciones de agua con poca corriente, como lagos, estanques y arroyos. Por eso, cuando hay inundaciones y desbordamiento de estanques con la presencia del caracol, otras fuentes de agua acaban contaminadas.

El informe completo AQUÍ


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