
El teniente Amado González quien trabaja en la oficina de comunicación social de la Fuerza Aérea, relató que no vio la caída del Cessna, solo escuchó un fuerte impacto y la posterior explosión.
Cuando corrió hasta el lugar divisó a José Daniel Zaván a un metro y medio del fuselaje, todavía respiraba y pidió ayuda para apararlo de cercanías del avión.
Explicó que la aeronave cayó a 20 metros de las oficinas administrativas de la Fuerza Aérea y que con otros compañeros la intención era intentar sacar a más gente del interior del aparato, pero resultó ya imposible por la intensidad de las llamas.
Por su parte, el teniente de Justicia Militar Ismael Villasanti, quien también participó del rescate del joven José Daniel Zaván, dio una versión similar a la del teniente Amado González, es decir, escuchó la explosión y de inmediato concurrió al lugar de la tragedia.
Indicó que no sabían cuántas personas estaban en el interior de la aeronave siniestrada.
Consultado si es normal que civiles aborden un avión militar, aclaró que corresponde al piloto que es el Comandante de la aeronave autorizar y por lo general se hace cuando existe algún pedido
En lo que respecta a la Justicia Militar, explicó que a la misma le compete investigar si hubo alguna responsabilidad de algún personal militar en lo ocurrido.