
El ministro de Educación, Eduardo Petta, lejos de calmar las aguas respondió de forma irónica el comunicado de la Unión Europea sobre uso de sus fondos para los libros, aludiendo que la propia unión contrato a una funcionaria boliviana para participar de las correcciones.
Tras es el escándalo, fueron destituidos dos directores y se decidió reimprimir las hojas con errores.