
José María Amarilla, experto en seguridad fue consultado acerca del uso responsable de armas y el acceso de civiles a las mismas. Lo primero que dijo es que el arma es como un vehículo, hay que practicar mucho antes de utilizar.
Cuando se le planteó lo de la legítima defensa, indicó que el uso de armas se contempla por las leyes como algo legítimo, pero esa figura es bastante difusa. Se supone que el uso defensivo se da en forma legítima cuando existe un peligro real y presente que amenaza la vida de uno, de terceros o sus bienes, según el artículo 19 del código penal.
Sin embargo, por ejemplo un fiscal puede interpretar que uno está en peligro, solo si el otro le tiene encañonado.
«Paraguay tiene una tradición bastante sinuosa porque casi nunca uno sabe o tiene la certeza si va a terminar siendo imputado o incluso encarcelado por usar legítimamente un arma de fuego o por lo menos en la creencia de haberla utilizado legítimamente»
Amarilla explicó que la proporcionalidad es un tema de nunca acabar, cuando se trata de repeler un ataque. “Si una persona irrumpe en tu casa, sabiendo que hay gente, es porque está dispuesto a dañar. El que se defiende por tanto, usa lo que tiene a mano, por eso siempre ante la duda, el exceso, según dijo.
El especialista reflexionó acerca de que no basta con tener un arma y ya. «Hay que practicar y acondicionarse suficientemente para diversas situaciones y sobre todo para distinguir cuál es la situación en la que realmente no vas a poder utilizarla”, explicó.
Finalmente, reiteró que el entrenamiento con las armas de fuego en general, cualquiera sea el ámbito, es sobre todo tener el discernimiento reflejo de decir “en este momento puedo usar el arma de fuego o no puedo utilizar”.