En la red X abundan desde el fin de semana comentarios relacionados con Meta y la inteligencia artificial (IA). Pero no debaten los últimos avances de la compañía en esta tecnología, sino algo que toca mucho más de cerca a la gente. Los usuarios de Facebook e Instagram, las redes sociales estrella de la tecnológica, han recibido un mensaje en el que se les informa de que, a partir del 26 de junio, sus datos serán usados para entrenar los modelos de IA de la compañía. Quienes no quieran que se usen sus datos para ese cometido pueden negarse a ello, pero el camino para hacerlo es largo y farragoso.
De ahí que muchos usuarios hayan difundido en redes pequeñas chuletas explicativas para lograrlo. Una de las guías más compartidas ha sido la del músico, youtuber y diseñador de producto Martin Keary (@Tantacrul en X).
El anuncio de Meta ha causado rechazo entre los usuarios más celosos de su intimidad, que se niegan a que una compañía privada entrene sus modelos a partir de sus textos e imágenes. Pero las quejas no están solo motivadas por la legítima defensa de la privacidad de los usuarios. Hay sectores profesionales, como el de los ilustradores y artistas, que ven en esta nueva política de Meta un ataque frontal a su trabajo.
Este colectivo está enzarzado en EE UU en una batalla legal contra varias herramientas de IA generativa que se aprovechan de su trabajo. Un grupo de creadores estadounidenses capitaneado por Karla Ortiz presentó en enero una demanda contra Stability AI (empresa responsable de Stable Diffusion), Midjourney y DeviantArt por usar sin su consentimiento.
“Nos estamos preparando para expandir nuestras experiencias de AI at Meta [sus herramientas de IA generativa] en tu región. (…) Para poder traerte estas experiencias, nos basaremos en la base jurídica denominada intereses legítimos para utilizar tu información con el fin de desarrollar y mejorar IA en Meta”, indica el mensaje de la compañía de Mark Zuckerberg a sus usuarios.
¿Puede Meta hacer un cambio de este tipo en las condiciones de su servicio? Algunos juristas creen que no está claro. Es el caso de Jorge García Herrero, abogado especializado en protección de datos. “Meta tiene que argumentar y demostrar que sus intereses prevalecen sobre los derechos de los interesados para hacer lo que pretende hacer”, explica. En este balance desempeñan un papel muy importante las legítimas expectativas de los interesados, los usuarios de la plataforma. “Es obvio que quien subiera sus textos hace diez años no esperaba que iban a servir para entrenar modelos de IA, ni que sus fotos iban a servir para perfeccionar modelos de reconocimiento facial, camuflados comercialmente con el reclamo ‘Etiqueta a tus amigos”, abunda.
Para García Herrero, lo mínimo que debería hacer Meta es garantizar a la gente que pueda oponerse al tratamiento de esos datos. “Esto exigiría un tiempo razonable entre el anuncio de la medida y su eficacia, un proceso sencillo de oposición y una garantía de que esa oposición se respetará por parte de la organización responsable. Ninguna de estas circunstancias concurre”, sostiene el jurista.
fuente: El País