La condena pesa sobre un nombre que, entre los años 2020 y 2021, aprovechaba su cercanía con una niña de 11 años para solicitarle que realice actos ilegales.
El victimario aprovechaba el contacto que tenía con la pequeña, por vivir en el mismo sitio.
La familia notó lo que ocurría cuando la víctima fue a la casa de una de sus primas y le contó que un hombre le había pedido que le abrace y bese.
El caso estuvo a cargo de la fiscal Gladys González, quien obtuvo una pena de 8 años de pena privativa de libertad, por la comisión del hecho punible de abuso sexual en niños. El mismo fue sentenciado en la modalidad de actos sexuales.