En plena pandemia, el bajo Chaco enfrentó un desabastecimiento de productos lácteos y derivados, lo que llamó la atención de un grupo de emprendedores. Teniendo en cuenta la situación, una familia de la zona vio una oportunidad para desarrollar un negocio en el rubro.
Antes de lanzarse de lleno al mercado, los emprendedores realizaron un estudio exhaustivo de la zona, relevando si existía una demanda real y si contaban con la materia prima necesaria.
En paralelo, comenzaron a acopiar leche de un pequeño tambo y a desarrollar lentamente su línea de productos. Este proceso llevó casi seis meses, pero los resultados fueron alentadores, lo que les dio el impulso necesario para continuar con su sueño emprendedor.