Fue lo que resaltó monseñor Ricardo Valenzuela, al leer la tradicional carta al pueblo paraguayo una vez concluida la celebración central de Caacupé.
Sostuvo que la máxima preocupación del pueblo son la corrupción y la impunidad que parece no tener límites, pasaron siete gobiernos en democracia y en todo ese tiempo, no se pudo frenar la sangría de la corrupción que está volviendo anémico al país.
Con relación al tema de la intención de crear la superintendencia de jubilaciones, el prelado pidió no poner en riesgos los fondos jubilatorios del IPS, esos fondos deben permanecer cerrados y el estado tiene la obligación de cuidarlos.
No olvidó mencionar los casos escandalosos de títulos falsos. «Están dando títulos a analfabetos funcionales y egresan personas de universidades de garajes, abogados o médicos con dudosos títulos son un peligro», agregó
El obispo manifestó que las autoridades recientemente electas, deben entrar en la dinámica de la acción, pues el hambre, la enfermedad, la falta de empleo y la inseguridad no se detienen, no hay tiempo que perder, no es prudente abusar de la confianza del pueblo. Asumir la solución de los problemas es algo que no puede demorar, si no se pone en marcha una política económica seria, la injusta pobreza crecerá y nuestra gente no estará mejor, sino peor”, aseveró.
Valenzuela pidió a los laicos que se animen a revisar las estructuras injustas que se establecieron en el país, que se animen a derribar las barreras que oprimen al pueblo, combatir la irritante pobreza extrema, la corrupción y la impunidad. Hay que poner el máximo esfuerzo para extirpar el cáncer del narcotráfico, lavado de dinero y el tráfico de personas.