El electorado mexicano confirmó el domingo en las urnas lo que las encuestas anticipaban hace meses y ubicó en el poder a Claudia Sheinbaum, de 61 años, una científica y activista ecológica que será la primera presidenta de México. El aplastante triunfo de la candidata progresista, unos 30 puntos por delante de la candidata de la oposición conservadora, Xóchitl Gálvez, consolida el dominio de la izquierda en gran parte de América Latina, con Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasil; Gustavo Petro, en Colombia, y Gabriel Boric en Chile, sin mencionar a Venezuela, que vive en su propio laberinto, con una “democradura” imposible de justificar.
La victoria de Sheinbaum, heredera política de Andrés Manuel López Obrador y estandarte ahora de su Movimiento de Regeneración Democrática, significa también una apuesta por la continuidad tras una larga temporada en la que los votantes latinoamericanos apostaban insistentemente por la alternancia y elegían al aspirante que desafíe al oficialismo de turno.
Argentina, con el presidente ultraliberal y de extrema derecha Javier Milei, se convirtió a finales de 2023 en la excepción entre las cinco grandes economías de América Latina, que ahora afianza el giro hacia posiciones izquierdistas tras un quinquenio de primacía de derechas. Milei, junto al salvadoreño Nayib Bukele, a cuya toma de posesión asistió este sábado, son el frente ultra de la región. Pero en unos meses podrían recibir un refuerzo importante si ganara Donald Trump en los EEUU.
Sheinbaum llega a la Presidencia para los próximos seis años de la mano de AMLO, con la rica experiencia previa de haber gobernado la Ciudad de México y con una victoria aún más holgada que la lograda por este en 2018. Ningún otro mandatario mexicano ha sido tan votado como Claudia. Y, como su mentor, la futura presidenta electa ostentará un poder inmenso con el Gobierno capitalino, que dirigirá otra izquierdista, -una luchadora de los sin techo llamada Clara Brugada-, la mayoría de los gobiernos estatales y, más crucial aún si se confirman las tendencias, con mayorías calificadas en la Cámara de los Diputados y en el Senado.
Desde sus distintos orígenes ideológicos, la oposición mexicana se unió para intentar parar la aplanadora electoral de Morena, pero no pudieron lograr el objetivo. Los éxitos de López Obrador en la lucha contra la pobreza y la bonanza económica —con ecos que remiten a los primeros mandatos de Lula en Brasil— han pesado más en la decisión de los votantes que los gravísimos problemas de violencia que ni siquiera se detuvieron en los días previos y posteriores al gigantesco acto comicial del pasado domingo.
“México eligió a una progresista como la primera presidenta de su historia”, destacó en su felicitación el colombiano Gustavo Petro. Sheinbaum recoge la posta de otras mandatarias como Violeta Chamorro (Nicaragua), Dilma Rousseff (Brasil), Michelle Bachelet (Chile), Cristina Fernández (Argentina)… o Xiomara Castro, presidenta de Honduras, que felicitó a la mexicana de pionera a pionera. La mexicana gobernará un país donde las mujeres han ostentado la mitad de los escaños parlamentarios durante el sexenio que ahora concluye. Pero al mismo tiempo tendrá que lidiar con la tradición cultural machista tan arraigada en toda Latinoamérica.
Evidentemente, la elección de Claudia Sheinbaum es también un mensaje para todo el resto del continente. Ante la euforia de algunas derechas que pretenden el retorno a las viejas practicas de las dictaduras que tanto parecen añorar, se anteponen estas cifras que explican claramente que habrá que convivir, les guste o no, con gobiernos que representan el pensamiento y la esperanza progresista de millones de personas en todo el continente.
Por algo será.
MF
"Claudia Sheinbaum hace historia en México"
— MEGA TV (@Megatv_py) June 5, 2024
✍️ Comentario del día, por @Ferreiromario1, para #Info18, sobre la primera presidenta de México.
#MegaTV 🔗 https://t.co/zh1G3kMpqC pic.twitter.com/6TsEd59nFA