Son 80 años de una verdadera institución cultural latinoamericana. Ya que la vida y obra de Francisco Buarque de Holanda no puede ser circunscripta a la de un simple cantautor exitoso proveniente de Rio De Janeiro, Brasil.
Chico Buarque es en realidad el portavoz de toda una generación de talentosos artistas de un continente en llamas, que en aquellos agitados años ’60 luchaban contra las peores dictaduras de sus respectivas historias y sufrían la cruenta persecución de los déspotas.
Exiliado a fines de los ’60 a Italia, Chico Buarque nunca detuvo su incursión decisiva en el corazón mismo de la música popular brasileña, la herramienta principal que supo utilizar con maestría componiendo canciones que se volvieron en verdaderos estandartes de aquellos años de tantas marchas y contramarchas.
Su trascendencia fue tal que no tardó en emparentarse con creadores de toda la región, ayudando a incorporar junto a otros grandes como Mercedes Sosa o Daniel Viglietti, de Argentina y Uruguay respectivamente, la música de la nueva trova cubana, encabezada por Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.
No olvidemos que Chico Buarque participó en 2007 del segundo volumen del “Canto de los Karai”, el extraordinario trabajo de Ricardo Flecha con traducciones al guaraní de las grandes canciones de los autores más importantes del continente. Dichas versiones fueron realizadas por el inolvidable Félix de Guarania.
El contacto con Buarque fue facilitado por el pedagogo paraguayo Juan Díaz Bordenave, quien residió muchos años en Brasil y cuyo hijo, Chico Díaz, está casado con la hija del músico brasileño, Silvia.
Pero Chico Buarque también es un consumado intelectual que ha escrito novelas premiadas como “Leche Derramada” o “Budapest” y su padre, Sergio Buarque de Holanda es uno de los historiadores más prominentes del Brasil.
Amigo personal de Lula, a quien conoce desde las épocas en que el presidente del Brasil era un combativo sindicalista metalúrgico del ABC Paulista, y supo acompañar tanto en su ascenso político como en los tiempos más oscuros y difíciles.
Buarque ha incursionado también en el teatro, creando obras musicales de gran trascendencia como su “Opera do Malandro”, mientras que la música infantil también le ha servido como vehículo para expresar toda su creatividad junto a gigantes como Edu Lobo y otros “parceiros”.
Admirador de Joao Gilberto en sus comienzos, hijo mimado de Tom Jobim, Chico Buarque ha sido fuente de inspiración para canciones de otros grandes cantautores latinoamericanos como Fito Páez en su “Carabelas Nada” y Silvio Rodríguez con “Quién Fuera (Corazón)”.
Hincha fanático del Fluminense, jugador aficionado de fútbol que supo compartir más de un picado con Bob Marley, Carlos Alberto y el propio Pelé, Buarque de Holanda es celebrado hoy no solo en su Brasil natal sino en todo el continente. Su vida y obra constituyen una bandera de libertad y una llama eterna que busca justicia en el continente de las desigualdades y los reclamos que aún abundan en todas partes.
¡Salve Chico Buarque de Holanda! Tu obra ya es un faro de luz que nunca se extingue, ni tan siquiera en la más oscura de las noches.
MF
"80 años de Chico Buarque"
— MEGA TV (@Megatv_py) June 20, 2024
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