La tragedia de la fuga de amoníaco en la fábrica de Ochsi, situada en pleno centro de San Lorenzo, puso en relieve el tema del peligro exponencial de las industrias en espacios urbanos. Al respecto, la arquitecta urbanista Melina Pekholtz planteó la necesidad de corregir cuestiones como el ordenamiento territorial, respetar criterios técnicos y de seguridad, y además identificó otros posibles riesgos.
La ubicación de la fábrica Ochsi no es la adecuada por insertarse en un entorno urbano de alta densidad y de alto tránsito, evaluó la profesional: “Además existen más de una estación de combustible en un radio menor a 500 metros, lo cual indica un rango de riesgo extremo para las sustancias manipuladas en dicha industria”.
“Muchas veces, en el intento de optimizar la producción y el lucro, se dejan de lado criterios fundamentales para su funcionamiento, implementando medidas de seguridad que garanticen la preservación del medio ambiente y la salud y vida de las personas”, lamentó la Arq. Melina Pekholtz sobre la explosión en el frigorífico.
Necesidad de planificación
Las industrias combinan el trabajo humano con el funcionamiento de las máquinas, para así convertir las materias primas y la energía, en un determinado producto. Para sacar el máximo provecho a los equipos, los trabajadores deben seguir ciertos protocolos, que varían según el tipo de planta industrial y de empresa. Las mismas deben ser evaluadas y monitoreadas por las autoridades pertinentes de manera periódica, a criterio de la arquitecta Pekholtz.
Sobre los criterios técnicos y arquitectónicos para la instalación de una industria, los mismos difieren según los productos que sean fabricados, enfatizó: “El aspecto más importante es la implantación de la misma en un entorno adecuado que pueda dar un contexto seguro tanto para los trabajadores como para los habitantes de los alrededores”.
Toda industria debe contar con un estudio de impacto ambiental y social, que permita entender las implicancias de su instalación en un determinado contexto, para que se puedan evitar temas relativos a la contaminación o a los riesgos implícitos en su funcionamiento, a su criterio.
Según precisó, una fábrica debe estar ubicada en una zona industrial, es decir, en un área destinada para tal fin, ya que las redes de las cuales deben servirse las industrias tienen que estar adecuadas para las actividades productivas particulares, relativas a los productos que sean elaborados en las mismas.
Bomba de tiempo
Tras la explosión en la fábrica de Ochsi, fue muy cuestionada su ubicación, pero según reveló la urbanista, no es el único lugar que supone un riesgo para la población. “Básicamente, el 90%- aproximadamente- de todas las estaciones de combustible de Asunción, incumplen los parámetros de seguridad, ya que se han instalado sin criterios de bienestar y seguridad urbanos”.
Muchas de las estaciones de servicios se encuentran frente a instalaciones de mucha concurrencia pública, como ser hospitales y centros educativos o, incluso, en ejes de protección paisajística, transgrediendo todas las reglamentaciones y además están ubicadas sin respetar la distancia mínima entre ellas.
“En el caso de que se dé algún tipo de accidente, las consecuencias pueden darse en cadena, desatando posibles tragedias de grandes dimensiones”, advirtió.
A este respecto, señaló que las municipalidades son las responsables de velar por la seguridad, la calidad del aire y del agua para todos sus habitantes, ya que los tanques de combustibles, enterrados en el suelo, están contaminando las napas freáticas y con esto, los acuíferos ya presentan contaminación de metales pesados, los cuales ocasionan graves enfermedades.
“Es de suma importancia que cada municipio cuente con un Plan de Desarrollo Sostenible, que le permita identificar su vocación territorial y así ordenar su territorio, tanto sus zonas urbanas, como las rurales, especificando los usos de suelos adecuados según los recursos naturales existentes, el paisaje, el patrimonio y los espacios verdes (POUT; Plan de Ordenamiento Urbano y Territorial)”, finalizó.
Ante las nuevas dinámicas de ciudades, el desafío, según la arquitecta, es “proteger tanto el territorio como a las comunidades es un deber de las autoridades y se deben crear los instrumentos adecuados para orientar el desarrollo de nuestras ciudades que están experimentando un rápido crecimiento que se está dando de manera desordenada y poco planificada”.
