Ayer lo demostraron. Se organizaron de manera independiente. Autogestionaron su movilización y llenaron la avenida con un fresco viento de rejuvenecedora esperanza.
Son ellos, los estudiantes de la UNA, subestimados por el poder, cada vez más unidos, firmes en unos reclamos que no se limitan a sus propios intereses, sino que nos interpelan como sociedad a hacer cumplir aquello que consagra nuestra propia Constitución Nacional. El Paraguay es un Estado social de derecho. Ni más ni menos.
Ayer osaron caminar por las alamedas del hombre libre y se encontraron con una movilización policial digna de una revolución.
¿Tanto miedo les tienen a estas chicas de ojos brillantes de tanta pureza conceptual? ¿Tanta inquietud pueden generar estos chicos insolentes con sus carteles gritando verdades que todos compartimos hace mucho tiempo? Ojalá se monten operativos de represión parecidos cuando tengan que capturar a los lavadores de dinero y los traficantes reiterados de la voluntad popular.
Por eso luchan estos chicos y chicas que han sido tildados de irresponsables y -cuándo no- de estar manipulados por sectores que buscan desestabilizar al gobierno. Sobre este punto dos
consideraciones importantes:
1) La verdad es que este gobierno se desestabiliza solo, con la interna eterna de la ANR y sobre todo con los mandatos que recibe Peña desde quién realmente detenta el poder en nuestro país. 2) Es muy pretencioso pensar que algún sector político de la oposición pueda hoy manipular a nadie si ni siquiera aún puede pergeñar un proyecto de reunificación después de la debacle del 30 de abril.
Así las cosas, estos jóvenes en realidad nos están demostrando no solamente absoluta independencia sino una metodología de lucha pacifica que cada día crece más y más, extendiéndose a todas las filiales de la UNA en el interior y consiguiendo la adhesión espontanea de la ciudadanía. Ayer quedó demostrado que son mucho más que 100 y que no están dispuestos a callarse.
Quizá por eso les temen tanto.
MF